con Enrique Krahe
Primer premio Europan 9
Nominado al Premio Nacional de Construcción de Noruega en 2012
Premio Ahorro Energético del Ayuntamiento de Trondheim 2012
Mundos de bolsillo
En Teknobyen concurren situaciones de extrema privacidad y de máxima colaboración. Las habitaciones son mecanismos que permiten la expansión de la identidad, el intercambio y la negociación, y despliegan en su interior todo un mundo en miniatura; lo pequeño propicia la complicidad y propende al desenfado, es fundamental en el espacio doméstico.
En Teknobyen concurren situaciones de extrema privacidad y de máxima colaboración. Las habitaciones son mecanismos que permiten la expansión de la identidad, el intercambio y la negociación, y despliegan en su interior todo un mundo en miniatura; lo pequeño propicia la complicidad y propende al desenfado, es fundamental en el espacio doméstico.
Catalizador Social
El núcleo central es un gran espacio desjerarquizado donde diferentes atmósferas se entremezclan. Los estudiantes comparten además una cocina completamente autogestionada; un recinto experimental para el uso simultáneo de 116 estudiantes, una suerte de condensador social abierto 24 horas: una ‘ultracocina’. Esta manera de estructurar el espacio comunitario (a través de acciones colectivas que fortalecen las relaciones dentro de la recién creada comunidad) impele a los nuevos residentes a establecer pautas y responsabilidades para equilibrar los diferentes intereses en juego.
Más allá de la construcción de un marco funcional o un artefacto urbano, Teknobyen exalta la importancia de la innovación social, presupuestaria y medioambiental, cuyo resultado es un edificio técnicamente austero pero ambicioso en su capacidad de establecer un acuerdo con la ciudad y sus códigos.
El edificio es una infraestructura que reclama la acción continuada de sus habitantes para establecer las bases de una satisfactoria vida en comunidad, y con frecuencia se convierte en el escenario de nuevas experiencias: olimpiadas de invierno en el garaje, cursos de escalada en la biblioteca, concursos nocturnos de tortitas… El edificio alberga una asamblea doméstica de 116 personas, en la que la cocina opera como el lugar donde se negocia el cotidiano.
A través de estos planteamientos, Teknobyen activa claves de la ecología social para el hábitat contemporáneo, maximizando los vínculos sociales mediante una arquitectura modesta pero comprometida. Teknobyen es una herramienta para la tolerancia.